Son frutos de temporada, es decir, están disponibles por un período corto de tiempo, más concretamente entre setiembre y enero.
Tienen una cáscara espinosa y de color marrón oscuro, la cual debe quitase antes de comer porqué contiene taninos. Estos pueden causar molestias intestinales.
Son apreciadas por su sabor característico y por la ductilidad con la que se pueden consumir: hervidas, tostadas, secas, en forma de mermelada o harina. La cocción favorece la transformación de los hidratos de carbono, convirtiéndolos en un alimento más digerible.